Ghardaïa (غرداية) debe su nombre a la palabra bereber Tagherdayt, que es un diminutivo de igherd, literalmente "oasis". Así pues, es un oasis situado en el centro de Argelia, al noreste del Gran Erg Occidental, y capital y el más impresionante de los cinco ksours (pueblos fortificados) que componen el Valle del M’Zab, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1982 (Bou Noura, Beni Isguen, Melika, Ghardaïa y El Ateuf). Sus habitantes son llamados mozabíes, un pueblo bereber cuya lengua es el tumẓabt, una variante del tamazigh.
Estas ciudades se erigen sobre casi perfectas colinas cónicas, que surgen del fondo del valle. En la parte más alta, levantan la sencilla mezquita que parece quiera dominar la vida de los habitantes.
Los cinco ksours, rodeados de murallas, se reparten una población que se hubiese podido reunir en una sola ciudad de mayor tamaño. En cada uno de ellos, la disposición de las casas se organiza en círculos concéntricos -desde la mezquita hasta la muralla- mostrando un armonioso paisaje, que combina el blanco y el ocre con el azul en la construcción de sus edificios.
El M'Zab es conocido por su ancestral sistema de canales, pozos, acequias y presas, concebido para aprovechar el agua de tal modo que se pueda cultivar todo tipo de frutas, verduras y flores; desde dátiles hasta naranjas, pasando por granadas y rosales.
Confluyen en este valle angosto diversos wadis (ríos) con recorridos de varios centenares de kilómetros. Normalmente el cauce de estos ríos está seco, por la escasa pluviometría de la región (60 litros anuales). Sin embargo, en casos muy excepcionales -como el año pasado- estas cotas anuales se produjeron en espacio de una sola hora.
El wadi Mzab, que recoge el agua de cuatro grandes ríos, así como de centenares de pequeños afluentes a largo de su recorrido, fue el causante de esa inundación a su paso por el centro del palmeral habitado, y la ciudad misma.
En una tienda vemos postales con las imágenes de la gran inundación que hubo a principios de octubre del 2008 (hace cuatro meses), provocando decenas de muertos, heridos y centenares de casas destruidas.
Desde la calle principal, bordeada de arcadas, accedemos a una callejuela que nos lleva directamente hasta la Place du Marché, pero ya han recogido la mayoría de los puestos; volveremos mañana.
Los mozabitas -rama heterodoxa del Islam de origen bereber- . Profesan el ibadismo, una corriente ascética y rigorista del Islam diferente de la malaquita suní, dominante en Argelia, manteniendo costumbres ancestrales: las mujeres casadas salen cubiertas de arriba abajo con un blanco haïc o ahouli, que sólo deja mostrar un ojo. Para la vida social y política las mujeres son invisibles, pero también para los libros y guías turísticas, donde no se las menciona.
Conocidos por su dedicación al comercio y a la disciplina personal, los mozabitas preservan a toda costa su intimidad y su forma de vida.
Una asamblea de notable -representantes de las tribus (archs)- regula la vida comunitaria, desde el sistema de irrigación hasta las bodas, pasando por el mercado; también se ocupa de mantener el difícil equilibrio entre la ortodoxia religiosa y la amenaza de la modernidad.
El recorrido hemos de hacerlo con guía, nuestra vestimenta ha de ser correcta, no fumar y no fotografiar a las personas, especialmente a las mujeres, tal como reza en un cartel a la entrada de la ciudadela.
Un determinado número de casas tiene su propio pozo, y para saber si el agua es potable justo a su lado hay plantada una palmera.
Cruzando un largo puente sobre el lecho del río seco accedemos a Melika, la más cercana de las cuatro ciudades que rodean a Ghardaia. Se eleva sobre un promontorio rocoso en la orilla izquierda del wadi M'Zab. Su nombre quiere decir la Reina, ya que en otros tiempos fue la ciudad santa de la pentápolis del valle M’Zab.
El mercado Es de forma rectangular, con tiendas de artesanía donde destacan gran variedad de alfombras, tapices y algún tenderete de comida en el centro.
Aunque estoy desconcertada.(1)
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(1) milcamins.blogspot.com